El ejercicio físico en la Tercera Edad

Todos hemos oído hablar cientos de veces acerca de los beneficios que el ejercicio físico tiene sobre nosotros en cualquier etapa de la vida, pero se sabe que la actividad física se reduce con la edad, una parte es por causas biológicas pero en gran parte se debe a la reducción de la actividad social, de aquí la importancia de mantenerse activo al llegar a la tercera edad. 

Sabemos que a nivel físico, se producen mejoras en el sistema cardiovascular, respiratorio, musculoesquéletico, locomotor, etc., mejoras que ralentizaran el proceso natural de envejecimiento previniendo enfermedades y contribuyendo a mantener la independencia.

Pero, ¿qué sabemos de los beneficios que tiene sobre nuestro cerebro? En los últimos años, se han demostrado la presencia de células madre en la edad adulta en zonas como el hipocampo, una región del cerebro implicada en la memoria y el aprendizaje, y que estímulos como el ejercicio físico activan estas células dando lugar a la creación de nuevas neuronas. Este espectacular hallazgo demuestra que las Personas Mayores de 65 años que realizan ejercicio como mínimo tres veces por semana tienen entre un 30 y 40% menos de probabilidades de padecer demencia y Alzheimer, o una aparición más tardía, que las que no lo practican.

Por último, la práctica de ejercicio físico conlleva importantes beneficios emocionales para las personas mayores que poco tienen que ver con los ejercicios en sí. Ocupación del tiempo libre, nuevas relaciones sociales, aumento de la autoestima y sentimiento de éxito, distracción de las preocupaciones diarias, y por supuesto, aumento de la autonomía, lo que se traduce directamente en una mejora de la calidad de vida y por tanto reduce considerablemente el riesgo de depresión y aumenta el sentimiento de satisfacción con la vida.

Es decir, el ejercicio regular retrasa el deterioro de nuestro organismo, protege nuestro cerebro y además nos hace sentir más independientes y satisfechos con nosotros mismos. Abrimos pues, un amplio camino a nivel preventivo y terapéutico que sin duda, ayudará a mejorar la calidad de vida en la tercera edad.

Mª José Torrijos. Psicóloga

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