Amor y sexualidad en las Personas Mayores
Nuestra población envejece:
Existe una categoría de edad denominada “gente mayor”, “tercera edad” o “seniors”, que surge de un importante crecimiento demográfico, consecuencia de la prolongación de la vida y de los progresos de la medicina y de la salud pública, así como también de un mayor bienestar de la población, junto con la jubilación para la gran mayoría.
Desde finales de la década de 1.980 nunca antes ha habido un grupo tan numeroso de personas entre los 60 y los 80 años, que se encuentren en tan buenas condiciones de salud y que sea económica y físicamente autónomo y activo. De todas formas, las fronteras de las edades sociales se solapan y no existe un determinado número de años para pasar de una edad a otra; cada caso es individual. La tercera edad es una etapa de la vida en la que ya no hay la obligación de trabajar para vivir y la persona está en buenas condiciones físicas y mentales. Es la edad de la realización personal.
Evolución en el envejecimiento:
Las personas mayores actuales son la primera generación de la llamada “tercera edad” en la historia de la humanidad, con características distintas a la vejez, término con el que se denominaba a las personas mayores hace veinte o treinta años. Antes no existían personas de la tercera edad en términos de generación, y las generaciones de la tercera edad próximas serán distintas, puesto que habrán tenido otros modelos en su infancia y juventud.
Los adultos mayores son la generación del cambio y nos traen experiencias en torno del amor y la sexualidad diferentes. Como expresa la Sra. María:“Mi abuelo le hizo ocho hijos a mi abuela, pero nunca la vio desnuda…”.
Los actuales seniors, en su vida adulta ya estaban cambiando en sus conceptos y prácticas sobre el amor y la sexualidad; ya fuera junto con la pareja con que vivían o con otras personas. Se permitían romper tabúes, explorar sus posibilidades de tener y dar placer y descubrir que se puede aprender a hacer el amor.
Es muy posible que las mujeres fueran las primeras en comenzar a cambiar, ya que en su adolescencia y juventud no se les permitía sentir el orgasmo y el deseo y se suponía que la mujer educada era aquella que tenía la capacidad de controlarlos. Al mismo tiempo al no existir anticonceptivos, el miedo al embarazo y a sus consecuencias, reprimía su sexualidad.
Cambio de mentalidad en las Personas Mayores:
Pero… tanto los hombres como las mujeres mayores, han ido realizando pequeñas revoluciones personales dentro del máximo secreto, cuidando que nadie lo supiese. El disimulo, la discreción y el secreto eran y son todavía hoy la norma para su generación. Todos ellos en mayor o menor grado se quejan de que sus padres nunca les hablaron de sexo, ni de placer, ni de goce, aspecto crucial para comprender la importancia de la sexualidad. Pese a todo ello, los adultos mayores se han atrevido y se atreven a efectuar cambios en silencio, pero proyectan una imagen más conservadora de lo que son en realidad.
Como expresa el Sr. Antonio: “Cuando incluimos la sexualidad en el marco de la libertad y no en el de la moral social, las personas nos hacemos mayores envejeciendo menos”.
Conclusión: Se trata de atreverse a cambiar, de desaprender lo aprendido. El cambio es vida.
Joana Ruiz Murillo
Delegada de Grupo Retiro en Cataluña