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Aumentan los divorcios entre personas mayores de 80 años

Pareja de mayores discutiendoLa vida de un ser humano está llena de momentos. Pero hay momentos que no pasan desapercibidos y quedan impregnados en el ADN de los profesionales que con nuestro trabajo diario escuchamos, clarificamos e intentamos modificar la situación actual de la persona con quien nos entrevistamos. Hace unos días, el Sr. Miguel, me decía en el despacho:

“Señorita, tengo 80 años. Me acabo de divorciar hace tres meses y de los seis hijos que tengo, tres de ellos no han aceptado mi decisión. Y no estoy triste por haberse acabado la relación con quien ha sido mi esposa 30 años. Estoy triste por el conflicto que se ha creado por haber decidido finalizar la convivencia con María, mi ex esposa. Me duele que no se pongan en mi lugar. Cuando tantas veces ellos me habían dicho que era imposible visitarnos porque siempre estábamos discutiendo !!!

Somos adultos. María ha cumplido 70 años y yo soy octogenario. Tengo mucho recorrido y creo que la decisión está más que bien tomada, ya que el día a día se había convertido en un esperpento de vida. El amor se había marchitado y ni ella ni yo, deseábamos seguir manteniendo  esta farsa. Nuestra vida cotidiana era insoportable.”

Intenté ayudar al Sr. Miguel explicándole que le diera tiempo a sus hijos. Ellos también sentían dolor por la decisión tomada y debía esperar a que se serenasen. Que cómo me había dicho tenía un largo recorrido y tenía que utilizar las experiencias vividas y ser generoso escuchándoles y poniéndose en el lugar de “hijo/a”.

Intenté hacerle comprender que el conflicto tras un divorcio afecta a todos los miembros del sistema familiar y que no todos los miembros superan las voces de los sentimientos de igual forma, una vez éstos se han desatado. La tasa de divorcios de las personas mayores está aumentando, pese a la coyuntura económica existente. Socialmente hay mayor aceptación del divorcio. Esto anima a quien no tiene un matrimonio feliz a terminarlo.

En definitiva, no hay edad para casarse ni para separarse. El mayor adulto sigue creciendo y proyectándose. Y la pareja tiene que poder acompañar este crecimiento y aportarnos energía y bienestar.

Joana Ruiz Murillo

Colaboradora Grupo Retiro Barcelona

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