Cómo delegar responsabilidades
Mantener o recuperar el tiempo libre y de ocio
La semana pasada hablábamos de la importancia de mantener el tiempo libre y de ocio para asegurar el bienestar de los cuidadores principales y también de las personas dependientes, ya que gozar de este tiempo para uno mismo aporta innumerables beneficios como:
– Potenciar la creatividad e imaginación.
– Mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y psicomotriz.
– Aumentar los sentimientos placenteros y el buen humor.
– Ayudar a combatir las situaciones conflictivas y estresantes del día a día.
– Promover las relaciones sociales.
– Evitar la SOBRECARGA en la tarea de cuidado.
Como se remarcaba en publicaciones anteriores, el mantenimiento del tiempo libre es una tarea complicada que conlleva afianzar dos pautas fundamentales, la organización del tiempo y delegar responsabilidades de cuidado. Hoy nos centraremos en esta última pauta.
Delegar responsabilidades
Cuando nos planteamos delegar responsabilidades de cuidado, nos encontramos con dificultades, los dos problemas más remarcados que entorpecer el llevar a cabo esta última pauta son:
– No tener a quien delegar la responsabilidad de cuidar a la persona dependiente.
– Creer que nadie puede ejercer el cuidado tan bien como tú.
¿Cómo podemos solucionar estos problemas?
– Debemos reflexionar y eliminar el pensamiento erróneo “Sólo yo puedo ser el responsable de su cuidado, nadie lo cuidará tan bien como yo lo hago”
– Tenemos que aprender a pedir favores: Es importante implicar a los miembros que componen el entorno social (familiares, amigos, vecinos, etc.) Siempre hay alguien que te puede ayudar en esta responsabilidad.
– Vamos a informarnos sobre los recursos tenemos a nuestra disposición para hacer frente al cuidado del enfermo, hablamos tanto de recursos públicos como propios.
– Es fundamental comunicar al resto de la familia los sentimientos, temores o inquietudes para hacerles totalmente partícipes de la situación de cuidado y evitar sentirse culpable cuando se dedica tiempo a sí mismo.
– Fomenta la autonomía del enfermo todo lo posible. No abarques un cuidado excesivo.
– Acepta las propuestas de ayuda de tus allegados, quieren participar y acompañarte en el proceso de cuidado.
– Y como ya hemos remarcado en publicaciones anteriores, aprende a decir NO ante peticiones insensatas y ESPERA ante situaciones o problemas que no sean urgentes.
El sentimiento de culpabilidad o vergüenza que pueda surgir en el momento de delegar el cuidado no es adaptativo ni beneficioso. Debemos reflexionar y tomar conciencia de que no tenemos que enfrentarnos solos a la ardua labor de cuidar a una persona dependiente, estamos rodeados de familiares, amigos, vecinos, compañeros y profesionales dispuestos a ayudarte y acompañarte en este camino controvertido y fluctuante de cuidar a un ser querido.
Tamara Martos Sánchez
Psicogerontóloga-Subdirectora Comercial