Consecuencias de los cambios en la ley de dependencia

La actual reforma de la ley traerá una serie de consecuencias que recaerán sobre los beneficiarios de las prestaciones de la dependencia, pues más de la mitad son Personas mayores de 80 años y un 21% están entre los 65 y 79 años. Por lo que, la mortalidad para ellos no es la misma que para el resto de la población en esas mismas edades, ya que éstos padecen enfermedades y/o discapacidades.

Actualmente hay 260.000 personas con derecho a la prestación que están esperando a recibir la ayuda desde hace ya algún tiempo, y a esta cifra habría que sumar las 60.000 personas, que entran en el sistema cada dos años. Cuando una persona con 70 años, comienza con síntomas de futura dependencia, su esperanza de vida suele ser de ocho años, pero ha de alcanzar la suficiente gravedad, o no valerse por sí mismas para que puedan ser declarados dependientes. Según especialistas en mortalidad y dependencia, una vez entrado en el sistema de la dependencia, podrían quedarle unos cuatro años de vida, siempre siguiendo cálculos aproximados, por lo que si dos de estos años los pasan esperando a recibir una ayuda…todo ello se traduce, a que deberían entrar en el sistema mucho antes, aunque la ayuda sea mínima, para así poder tener a las personas dependientes monitorizadas, mientras avanza su enfermedad.

Desde el Gobierno, han querido transmitir tranquilidad y esperanza, ya que no se teme que el abaratamiento de las ayudas económicas provoque la multiplicación de dependientes en las listas de espera, sino que las Comunidades autónomas sepan dedicar los recursos (antes destinados a las cuidadoras familiares) a pagar servicios profesionales, que serán bonificados por el Gobierno.