Cuídate para cuidar

Cuídate para cuidar

Personas dependientes paseandoEnfermedad neurodegenerativa:

Porque el cuidar a un enfermo como es el caso de la enfermedad de Alzheimer y otro tipo de demencias, es una labor difícil y en ocasiones puede volverse agobiante e incluso angustiosa. Día tras día se convierte en un desafío, los cuidadores se enfrentan constantemente a cambios en las capacidades cognitivas y en los patrones de comportamiento del enfermo de Alzheimer. Por ello, no es de extrañar que las investigaciones hayan demostrado que los cuidadores principales padecen un mayor riesgo de sufrir trastornos depresivos y otras enfermedades.

Cuando la situación de cuidado sobrepasa las fuerzas del cuidador nos enfrentamos a un proceso de sobrecarga en el cuidado. Esta sobrecarga consiste en un profundo desgaste emocional y físico que experimenta la persona que convive y se hace cargo del cuidado de un enfermo crónico incurable tal como el enfermo de Alzheimer. Para prevenir la situación de desgaste es necesario aprender a detectar los principales signos y problemas que pueden desencadenar sobrecarga:

A nivel físico: cansancio crónico, cefaleas, dolores articulares, problemas digestivos.

A nivel psíquico: depresión, trastornos del sueño, ansiedad, irritabilidad.

A nivel social: pérdida del tiempo libre, soledad, aislamiento.

A nivel económico: falta de recursos tanto propios como públicos.

¿Cómo detectar que existe sobrecarga en el cuidador de un dependiente?

Cuando aparezcan las siguientes situaciones:

-Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continuo.

-Aislamiento social.

-Problemas de sueño como insomnio o despertar temprano.

-Abuso de pastillas para dormir u otros medicamentos.

-Problemas físicos como palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas.

-Dificultad para concentrarse.

-Menor interés por actividades que anteriormente eran objeto de interés.

-Cambios frecuentes de humor o del estado de ánimo.

-Dificultad para superar sentimientos de depresión o nerviosismo.

Para tratar esta sobrecarga y sobre todo para prevenirla es importante que el cuidador tenga en cuenta los siguientes consejos:

Reflexionar y darse cuenta de que se tiene derecho a llevar una vida propia.

Es importante delegar algunas de las responsabilidades.

Conviene informarse todos los recursos propios o sociales a los que se puede tener acceso.

Resulta fundamental comunicar al resto de la familia los sentimientos y los temores para hacerles partícipes del problema, y pedir ayuda cuando la necesites.

-No aislarse del entorno social, amigos, vecinos y familiares.

-Contactar con personas que estén en la misma condición.

-Mantener actividades que siempre le hayan divertido: leer, coser, etc.

-Dejar un tiempo semanal para uno mismo, recuperar el tiempo libre.

-Aprender a decir “NO” ante peticiones no razonables y “ESPERA” ante solicitudes no urgentes.

-Informarse sobre la enfermedad,  ayudará a disminuir la incertidumbre.

-Buscar información sobre las técnicas necesarias para un mejor cuidado: higiene, movilización, alimentación, etc.

-Crear alternativas y “planes B” por si no se puede dar los cuidados por cualquier circunstancia imprevista.

-Hacer ejercicio con regularidad.

Por último, hay que destacar que el cuidado de un enfermo dependiente no tiene por qué conllevar afectaciones negativas para el cuidador principal. Una gran parte de los cuidadores, pese a posibles aflicciones, descubren la íntima satisfacción de ser útiles a sus familiares más próximos. El cuidado puede ayudarnos a estrechar la relación con la persona que cuidamos y también nos puede ayudar a descubrir en nosotros mismos cualidades o talentos que de otra forma habrían pasado desapercibidas.

Tamara Martos Sánchez

Psicogerontóloga- Subdirectora Comercial

Share this post