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El amor en la vejez de la mano del largometraje “No todo es vigilia”

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Abuelos, cuando queda poco tiempo

El pasado viernes 15 de mayo se estrenaba en salas seleccionadas de la geografía española  el  segundo largometraje de Hermes Paracuello No todo es vigilia, un claro tributo del cineasta barcelonés  a ese poder del Ser sin ley contra la Muerte.

En un plano más literal, es un íntimo, universal y preciosista retrato de sus abuelos en su pulso de afecto contra las incertidumbres de la vejez, cuando el reloj empieza a marcar tiempo de descuento.

Retrato de la ancianidad

En la rueda de prensa ofrecida el día de la proyección de su película, Hermes Paralluelo sostuvo que tenía ese plano final en su mente cuando se le ocurrió filmar esta etapa de la vida de sus abuelos. También contaba con los diálogos, pues eran los cuentos y anécdotas que estaba cansado de escuchar desde que era un niño. Sólo había que evocarlos. Seguro de cumplir su sueño de estudiante de cine, el director compuso con No todo es vigilia un retrato amoroso de sus abuelos, que con más de ochenta años aún siguen juntos y se acompañan en una vida que ha tomado otras urgencias. “No sé si será una cuestión de tiempo o de amor, pero no son entes del todo independientes entre sí”, dice el director.

Se trata de una película pequeña, con una cámara que se desplaza al mismo paso que los ancianos y que se detiene en esos momentos que uno quisiera retener a sus seres queridos.

Miedos al llegar a la vejez

Hay muy pocas películas que traten la ancianidad, los miedos, la dependencia, los cuidados…En este film se refleja el miedo que ambos protagonistas (Antonio y Felisa) tienen de acabar en una residencia geriátrica, perdiendo así la última libertad que les queda en una vida que se diluye. No pueden estar el uno sin el otro, aunque a veces parezca que se aborrecen.

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