Personas dependientes emocionalmente

Personas dependientes emocionalmente

Persona mayor con su cuidadoraPersonas dependientes emocionales

Estas personas no viven de verdad su propia vida porque se centran de una forma desmedida en los demás. Por tanto, conviene tomar conciencia de que el tiempo pasa y no vuelve.

Vive tu vida, incluye a los demás en tu mundo, comparte, déjate conocer, ama en libertad, crece como persona, evoluciona… Pero no quieras fusionarte hasta el extremo con la personalidad de otra persona por mucho que le admires, porque además de ser imposible, este camino solo causa dolor e infelicidad: tú eres el centro y motor de tu vida.

Hay que compartir sin pertenecer, sin perder la singularidad, sin renunciar a la propia identidad y manteniendo la esencia que nos define.

Dependencia como estado de carácter permanente

En el que una persona se encuentra, pero… ¿Cómo llega a ese estado? Los motivos son diversos. Puede ser por la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso   de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal.

Las personas dependientes pueden protegerse desde la prevención. La autotutela regula, bajo nuestra propia voluntad y cuando aún podemos decidir, quién queremos que nos cuide, si llega esta necesidad y, igualmente quién no queremos que lo haga bajo ninguna circunstancia, es decir eligiendo un tutor/a y determinando quien no puede serlo.

Pero en cualquiera de los casos no hay que olvidar que toda está en constante cambio y transformación. No hay que tener miedo en las relaciones porque es un obstáculo para el desarrollo de las mismas. Se trata de mantener relaciones sin renunciar  a lo que somos y sin traicionar nuestros valores.

Hay que tomar las riendas de la propia vida:

Sin sufrimientos inútiles que nos impidan ser como realmente somos.

Cada uno de nosotros inventamos y reinventamos las relaciones que vivimos y somos los responsables de nuestra felicidad.

Joana Ruiz murillo

Colaboradora Grupo Retiro Barcelona

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