¿Por qué vivir en pareja está “de moda” entre las personas mayores?
En los últimos años, la forma de convivencia más común entre las personas mayores es la de vivir en pareja, sin hijos y sin otros convivientes. Alrededor de un 40,7% el año pasado.
Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, los hijos ya se han ido de casa a formar su propia familia o a que, simplemente, la pareja ha decidido no tener hijos nunca.
En segundo lugar, están los hogares unipersonales, llegando a un 22,9% del total en 2016.

Estas formas de convivencia siguen creciendo en la actualidad y cada vez son más frecuentes.
4 de cada 10 mujeres de 85 años o más, viven en pareja
Los hogares de una sola persona, además de aumentar con la edad, es sobre todo propia de las personas mayores de género femenino, copando más de un 70% del total. 4 de cada 10 mujeres de 85 años o más viven solas.

Una de las razones de esta situación es el increíble descenso de la mortalidad que está viviendo la sociedad: las personas mayores gozan de una mejor salud, mantienen durante más tiempo las habilidades funcionales… y tienen a su disposición los recursos tecnológicos y económicos favorables a esta situación.
En el caso de que la economía no acompañe a esta situación, una de las mejores soluciones y cada vez más solicitadas es adquirir la Inversión Renta Vitalicia; con la que, a cambio de tu casa, obtendrás una paga mensual estipulada previamente con la que complementar tu pensión y, así, vivir de manera desahogada.
Con este panorama, la economía y el mercado han tenido que adaptarse a la situación ya que no consume de la misma manera una pareja que una familia más numerosa.
Vivir en pareja entre las personas mayores tiene múltiples ventajas:
- La soledad puede causar depresión y desembocar en muerte prematura de una persona anciana. La vida en pareja en una edad avanzada, compartir una vida es una manera de sentirte útil, de necesidad de cuidar de alguien más que de ti mismo, de responsabilidad sobre alguien más…
- También tiene beneficios para la salud, ya que, aunque no lo parezca, si la salud de uno de los miembros de la pareja es delicada, el contacto continuo con otra persona, las ganas de no preocuparla en exceso, la atención emocional recibida… hacen que a la persona afectada alcance un estado anímico excepcional que será determinante en la recuperación