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Cómo mejorar la memoria y la concentración con actividades cotidianas

 

Mantener la mente activa es tan importante como cuidar el cuerpo, especialmente a medida que vamos cumpliendo años.

La memoria y la concentración no son habilidades que se pierdan inevitablemente con la edad: con pequeños hábitos diarios y actividades cotidianas se pueden fortalecer, retrasando el deterioro cognitivo y mejorando la calidad de vida.

 

Ejercita tu cerebro todos los días

Así como caminamos o hacemos gimnasia para mantener el cuerpo en forma, el cerebro también necesita entrenamiento. Juegos de mesa como el ajedrez, el dominó o el parchís estimulan la memoria y la atención. Los crucigramas, sudokus o aplicaciones de entrenamiento cognitivo también son excelentes herramientas para mantener activa la mente.

Lee y escribe habitualmente

Leer libros, artículos o revistas ayuda a ejercitar la concentración y la comprensión. Escribir, ya sea en un diario, cartas o incluso listas de tareas, estimula la memoria operativa, es decir, la capacidad de retener y manipular información durante un corto periodo de tiempo. Tomar notas de lo que se lee o resumir información también refuerza la retención y la conexión entre ideas.

Mantén la mente curiosa

Aprender cosas nuevas, aunque sean pequeñas, genera nuevas conexiones neuronales. Puede ser aprender una receta diferente, iniciar un idioma, tocar un instrumento musical o incluso explorar nuevas rutas para caminar. La novedad y el reto mental son clave para mantener el cerebro activo.

Integra la memoria en la rutina diaria

Hacer listas de compras, recordar nombres de personas o planificar el día son actividades simples que ejercitan la memoria. Intentar recordar los números de teléfono, fechas importantes o instrucciones sin mirar el papel primero es un excelente entrenamiento cognitivo.

Cuida cuerpo y mente

Dormir bien, mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y grasas saludables, y realizar ejercicio físico regularmente son hábitos que favorecen la memoria y la concentración. La actividad física, en particular, aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y estimula la producción de neuronas nuevas.

 

En resumen, fortalecer la memoria y la concentración no requiere grandes esfuerzos, sino la integración de pequeños hábitos diarios. Leer, escribir, aprender cosas nuevas, ejercitar el cerebro y cuidar el cuerpo son prácticas que, combinadas, ayudan a mantener la mente ágil, mejorar la calidad de vida y favorecer un envejecimiento saludable y pleno.

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